jueves, 9 de octubre de 2008

Primeras sensaciones

















Soplando.... empezando a sentir algo invisible, que nos acompaña durante toda nuestra vida y que nos da la energía para seguir existiendo. Algo tan natural que hacemos de manera inconsciente y autómata que va a ser nuestro soporte musical. No se ve, pero se siente. Nunca hemos hecho nada con él de manera consciente, pero hablamos, cantamos, respiramos, gritamos, susurramos, soplamos...

Todo nuestro cuerpo está preparado para ello. Sólo hay que equilibrarlo e ir haciendo conscientes todos los procesos y dotándoles de memorias que serán muy útiles en el futuro.

Experimentar cómo sale el aire, su velocidad, su intensidad, su fuerza para mover, para chocar y para mantenerse...







1ª Clase

  • Equilibrio de la embocadura con apoyo del dedo: Sentir cálido y sin tensión el apoyo del dedo debajo del labio inferior, donde se situará la embocadura de la flauta. Soplar de forma natural y contínua. Importante llegar a una sensación placentera y sin tensión.

  • Movilidad y enfoque : para dirigir el soplo, en la vida normal, casi siempre empleamos más la movilidad de la cabeza que la de la mandíbula y labios. Partiendo de movimientos más grandes (soplar el flequillo, dirigir el aire hacia los pies) tomamos consciencia de la movilidad. Sin mover la cabeza, intentar apagar una vela de frente, arriba y abajo, con muy poco aire. Esto dará una idea interesante: precisión y enfoque en la dirección, nos ahorrará mucho esfuerzo

  • Movilidad y enfoque con la mano: Extendiendo la mano y acercándola a la altura de la cara, soplar naturalmente. Sentir dónde llega el aire. Intentamos, sin mover la cabeza ni la mano, subir la columna de aire hasta la punta de los dedos. Después bajamos hasta donde hemos empezado. El camino debe de hacerse muy lentamente, sintiendo el movimiento de los labios y la mandíbula. Podemos equilibrar ya la posición de los dos labios. Nunca debe estar uno por encima del otro.

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